Mostramos aquí información y fotografías sobre la historia de estos primeros simuladores de vuelo así como del proceso de traslado del ejemplar cedido por la compañía IBERIA a la Fundación Infante de Orleans desde el antiguo edificio de Instrucción de esta compañía, en Barajas, al Museo de la FIO en Cuatro Vientos

A finales de los años 20 del siglo pasado, Edwin A. Link que trabajaba con su padre en "The Link Piano and Organ Company", of Binghampton, New York, fabricante de órganos y pianos decidió hacerse piloto.
Debido a la depresión económica de aquellos años, las clases prácticas de vuelo resultaban muy costosas para él, así que decidió aplicar sus conocimientos para construir un simulador aprovechando partes de los órganos, fuelles de succión, un motor y aire comprimido.
En 1930 presentó una solicitud de patente y en 1931 la consiguió.
En un principio hubo poco interés en su invento por parte del mundo aeronáutico ya que no era de gran ayuda en el vuelo visual, la mayoría de las ventas se realizaron a parques de atracciones.
La decisión de Link de dotar de instrumentos a sus simuladores unido a una serie de accidentes sufridos en los vuelos-correo del US Army despertaron la necesidad de entrenar a los pilotos para desatender sus sensaciones y hacer caso de los intrumentos cuando volaban con poca o nula visibilidad.
Los instrumentos de la cabina eran unos mecánicos y otros operados mediante succión mientras que en la mesa de control del instructor había unos duplicados sicronizados con aquellos.
El instructor podía crear condiciones de atmósfera en calma o turbulenta así como provocar uná pérdida cuando las condiciones de velocidad y actitud eran adecuadas para ello.
Se realizaban vuelos de 200 millas durante las cuales el instructor podía provocar la mayoría de las dificultades que surgían en un vuelo real.
A partir de 1937, la RAF, American Airlines, Francia y Alemania se convirtieron en clientes de Link Trainer.
Los pilotos de bombarderos de la Luftwaffe realizaban un curso de 50 horas en los Link Trainer.

Al trasladar parte de sus oficinas y abandonar este edificio ha optado por ceder el simulador a la Fundación Infante de Orleans que después de los necesarios trabajos de restauración lo expondrá en su museo.









En Cuatro Vientos, camino del C.R.M. donde será sometido a una revisión y restauración.
Debido a la falta de mesa de control no podrá devolverse al estado de funcionamiento de origen








