Antonio Salmerón
A finales del año pasado se anunció un nuevo evento aeronáutico en Inglaterra, Sywell 2024. Tras la irregularidad de Flying Legends que se celebraba anualmente en el aeródromo de Duxford, y que después de la pandemia ha dado tumbos buscando una nueva localización (desde 2019 solo se ha vuelto a celebrar en 2023, en Church Fenton, Leeds), este evento entró fuerte, dispuesto a llenar el hueco que The Fighter Collection, organizadores de Flying Legends, han dejado tras confirmar que en 2024 tampoco se iba a celebrar el airshow. Un grupo de voluntarios de la FIO y amigos nos animamos a acudir y el resultado ha sido inigualable.
Esta exhibición aérea se ha celebrado los días 22 y 23 de junio en el aeródromo de Sywell, en Northamptonshire, a unos 120 km al norte de Londres. Ha sido impulsada y organizada por Richard Grace, director e ingeniero jefe de Air Leasing Ltd., empresa dedicada a la restauración de aviones históricos, además de ser también piloto de su subsidiaria, Ultimate Warbirds Flights, compañía que opera varios de estos aviones y que ofrece desde el aeródromo de Sywell sus servicios en exhibiciones, películas y experiencias de vuelo. Como apunté, si se me permite, Richard Grace pertenece a una de las respetadas familias de operadores de warbirds en Inglaterra. Su padre fue Nick Grace, quien ya empezaba a ser un nombre reconocido en el mundo de la recuperación de la aviación histórica, cuando falleció en un desgraciado accidente de tráfico en 1988, dejando huérfanos a Richard con 4 años y a su hermana Olivia con 5. Su esposa, Carolyn Grace, también aviadora, decidió continuar con el legado de su marido aprendiendo a volar el Spitfire de su esposo, siendo hasta su retiro en 2017 una de las pocas mujeres habilitadas en el vuelo del legendario caza británico, participando en espectáculos y experiencias de vuelo. (desgraciadamente, Grace fallecería en 2022, también fruto de un accidente de coche). Siguiendo los pasos de la familia, Richard Grace obtuvo la licencia de vuelo con 17 (no obstante, ya había hecho algunos vuelos en la Stampe de la familia anteriormente) y aunque había hecho sus pinitos en el Spitfire de la familia, obtuvo oficialmente la habilitación en este avión a los 33. Sywell 2024 es la culminación de su deseo de organizar un airshow, trayendo a Sywell una exhibición aérea después de 10 años sin espectáculos en el aeródromo y a una escala incomparable.
Plano de la organización y servicios de la exhibición.
Fuente Sywell 2024
Este evento se ha organizado meticulosamente con varias alternativas para toda la familia. Desde enero ya se ofrecían las entradas con descuento, descuento que iba bajando según se aproximaban las fechas (nuestro costo fue de unas 39 £, alrededor de 46 €), vendiéndose sin descuento el día de exhibición y de forma online exclusivamente por 50 £. Como es habitual, también había opciones VIP a costes más elevados, pero con parking exclusivo, carpa en primera línea de la exhibición, obsequios varios y catering, aunque nuestra economía no daba para tanto.
Aparte de la aviación histórica, no podían faltar los distintos puestos de merchandising y objetos varios relacionados con la aeronáutica, desde maquetas, hasta cazadoras de vuelo o los food trucks donde reponer fuerzas, además del propio bar del aeródromo en donde por si fuera poco, pusieron la Batalla de Inglaterra en gran pantalla para amenizar mientras te podías refrescar la garganta flanqueado por dos de los aviones protagonistas del film. También había exposición de vehículos clásicos y competición, entretenimiento infantil (no todos los hijos pueden ser tan apasionados como sus padres) además de poder visitar el modesto museo aeronáutico de Sywell (casi en su totalidad instrumentos, artefactos varios, uniformes y documentos, pudiendo observar un Hawker Hunter y un Jetstream en el exterior).
La entrada al recinto estaba marcada a las 9:00 de la mañana, aunque desde las 8:00 ya se había habilitado el acceso al parking, posiblemente para intentar aliviar en la medida de lo posible atascos y molestias a los residentes de la zona permitiendo una llegada escalonada. La verdad es que nuestro grupo, como buenos aerotrastornados, nos personamos a las 8:00 accediendo sin demasiado problema a las inmediaciones del aeródromo, a cuya exhibición se habían desplegado desde varios kilómetros carteles indicativos en un alarde de organización para facilitar el acceso a los visitantes.
Nada más entrar ya pudimos observar varios aviones en exhibición estática, algunos de los cuales, con equipos de recreadores a su alrededor, simulaban escenas de la 2ª Guerra Mundial. Entre los presentes que no participaron en los vuelos, pudimos observar un elegante biplano Beech Staggerwing y un impresionante Douglas C-47, en concreto “Placid Lassie”. Veterano del desembarco de Normandía, con nº 42-24064, estaba asignado al 74th Troops Carrier Squadron, participando en las operaciones del día D como remolque de planeadores, así como en otros eventos clave como Market Garden o el reaprovisionamiento de las tropas sitiadas en Bastogne en la batalla de las Ardenas. Perteneciente a Tunison Foundation, con sede En EE.UU., acudió semanas antes para participar en los actos del 80 aniversario, quedándose unos días más para que los visitantes de Sywell 2024 pudiesen tener la oportunidad de verlo.
Douglas C-47A 42-24064 “Placid Lassie”
Por el módico precio de 5 £ se podía acceder a la línea de vuelo, donde estaban posicionados los participantes de la exhibición, en total unas 34 aeronaves y aunque el plato fuerte era la aviación histórica de la 2ª Guerra Mundial, había representación de otras aeronaves las cuales también gozaron de su protagonismo en el evento. Los aviones estaban sobre un inmaculado campo de hierba, con un simple cordón a la altura de los tobillos para delimitar el acceso, quedando realmente cerca de los espectadores, lo que permitía contemplar los aviones en todo su esplendor y detalle, impresionando la planta de algunos de ellos.
Entre los aviones participantes, más de 35, pudimos observar algunos clásicos y algún que otro exclusivo o rareza en la línea de vuelo. Terminada la visita nos acomodamos un poco antes de la hora prevista del inicio de la exhibición, a las 13:00, donde hemos de confesar que no hubo demasiada masificación, pudiendo tener un buen hueco en tercera línea del público con unas vistas muy satisfactorias, ayudando esto al disfrute de la exhibición. Claro que no faltaron aquéllos que a primera hora pusieron su silla plegable atada a la valla para coger sitio, cual toalla en la piscina o playa de Benidorm y se tomaron el resto de la mañana libre, pero pese a eso, desde nuestra posición, había espacio suficiente desde los que incluso veíamos a los aviones rodar frente a nosotros. Tras 5 visitas a Flying Legends en Duxford, creo que es la primera vez que he podido ver un evento de este tipo desde tan cerca, cogiendo sitio con tan poca antelación y sin sentir masificación. Aunque esperamos que aun así, la afluencia de público haya sido lo suficientemente amplia como para resultar rentable de cara a la organización y posibilitar futuras exhibiciones. Mención aparte de que al ser sobre césped fue más agradable que sobre el hormigón de Duxford, propiciado por un tiempo benévolo. Aunque como todo airshow es de obligado el protector solar, la temperatura se mantuvo sobre los 20-22º C, e incluso hubo momentos de frío al ocultar las nubes el sol en varias ocasiones a lo largo del día.
Ahora pasaré a comentar los participantes, aprovechando su orden de aparición, acompañando también con fotos de su exhibición estática, horas antes en la línea de vuelo. La narración del evento, por cierto, corrió a cargo de dos profesionales, Mike Ling, ex-piloto de los Red Arrows, donde también fue RED 10, el speaker de la patrulla británica, además de ser piloto de aviones históricos, y James Holland, autor especializado en la 2ª Guerra Mundial, con una amplio currículum como escritor, director y presentador en numerosos documentales de televisión. Su experiencia se hizo notar no solo en los comentarios, si no también hablando cuando había que hablar y callando cuando había que escuchar
La apertura empezó con ruido, y es que hizo irrupción un F-35A Lightning II de la 48th Fighter Wing de la USAFE (Fuerza Aérea de los EE.UU., en Europa), en compañía de sus antecesores a pistón, el P-47 Thunderbolt y el P-51 Mustang. Esta apertura era un premio de consolación para los visitantes del sábado, puesto que el domingo estaba prevista la exhibición de los Red Arrows. Tras varias pasadas en formación, el reactor pudo soltarse de las ataduras de velocidad (se notaba en su ángulo de ataque las limitaciones de volar a la velocidad de sus acompañantes sin entrar en pérdida) y pudo realizar algunas maniobras por libre desapareciendo entre las nubes tras una trepada casi vertical.
Tras ellos, hizo aparición “Sally B”, el único B-17 en condiciones de vuelo en toda Europa y uno de los 3 ó 4 que actualmente está en condiciones de vuelo haciendo una demostración tanto en compañía del Thunderbolt como en solitario. El avión tiene el honor de haber participado en la filmación de la película “Memphis Belle” (1990) motivo por el cual luce los colores en un lateral de este mítico bombardero incluyendo el nose art en el lado derecho, mientras que en el izquierdo la pin up es quien da el nombre al aparato, “Sally B”, por Elly Sallingboe, gran compañera de Ted White, quien compró el avión en 1978 y actual presidenta de la fundación B-17 Preservation Ltd. que mantiene el aparato tras el fallecimiento de Ted en un accidente aéreo en Malta en 1982.
“Sally B” se mantiene en vuelo para honrar a los hombres de la 8th Air Force que participaron en la guerra. Y esta pasada simulando dos motores dañados es en memoria de todos aquéllos que no volvieron a sus bases.
A continuación el P-47D “Nellie B”, también ejemplar único en Europa, a donde llegó en 2018 para formar parte de Fighter Aviation Engineering Ltd. en Sywell, operando con Ultimate Warbirds Flights. Un avión verdaderamente impresionante en tierra y en el aire por su tamaño, influenciado en gran medida por su motor radial de 18 cilindros y el sistema del turbocompresor asociado.
No tardó en encadenarse una secuencia para presentar distintos aparatos y es que los dos Buchones presentes se dedicaron a juguetear con el P-47 Thunderbolt antes de ser así mismo “asaltados” por tres P-51 Mustang. Estos aparatos españoles con motor Rolls-Royce llevan encarnando a los Bf-109 de la Luftwaffe desde que fueron escogidos en 1969 para protagonizar el film “La Batalla de Inglaterra”. Los participantes en esta ocasión fueron “Amarillo 10”, que sirvió en España como C.4K-102, uno de los clásicos de Inglaterra. Propiedad de ARCo, Aircraft Restoration Company, lleva en la isla desde 1996. Vuela con sus colores originales de la filmación y ha participado en otras producciones que han necesitado de cazas de aspecto alemán, siendo una de las últimas “Dunkerque” de Christopher Nolan. Encarnando al villano en cine y exhibiciones, seguro que es uno de los warbirds que más ha sido “derribado” en la historia de la aviación, y en ésta no podía ser una excepción. Junto a él, también voló el C.4K-105, representado con colores del JG52. Este ejemplar fue restaurado en 2017 por Air Leasing en Sywell, donde se han restaurado los últimos Buchones que se han puesto en vuelo recientemente.
Uno de los buchones más icónicos del mundo de los warbirds, “Amarillo 10”
Tocó el turno de uno de los aviones más importantes de la 2ª Guerra Mundial, cuyo alcance permitió la escolta en profundidad de los bombarderos y cambió el rumbo del bombardeo estratégico provocando el desgaste de la Luftwaffe. Nos referimos al North American P-51 Mustang. Tras dar “caza” a los hispanos pudieron dedicarse a formar sobre el aeródromo, haciendo pasadas en formación. De los presentes podemos destacar a nivel histórico “Miss Helen”, 44-72216. Este aparato fue asignado al 352nd Fighter Group en abril de 1945 con el morro azul como indicativo de unidad. Pilotado por el Cpt. Ray Littge, quien ya contaba con 10 victorias, incluyendo un Me-262 y bautizó al avión en honor a su prometida, Helen Fischer. Tuvo poco recorrido en este avión, pues el 17 de abril, durante un ataque a un aeródromo recibió daños por la antiaérea que dejaron el avión sin volar casi hasta el final de la guerra, aunque se le acreditó la destrucción de seis aviones alemanes en tierra durante el ataque. Tras ser reparado y vendido a la Fuerza Aérea Sueca, el Mustang sirvió con la fuerzas israelíes y transformado a su baja en un parque infantil de donde fue rescatado por Rob Lamplough en los años 70 para devolverlo a los cielos.
“Miss Helen” estuvo integrado en la exposición de recreadores antes de ser remolcado a la pista para la exhibición”.
“Nooky Booky IV”, “Jersey Jerk” y “Miss Helen”
La siguiente actuación fue llevada a cabo por 46 Aviation, venidos desde Suiza. La wingwalker Danielle Del Buono, hacía su debut en Inglaterra con 46 Aviation (se crió y formó como wingwalker en el Reino Unido), junto a su piloto y marido Emiliano Del Buono. Recuperando el espíritu del desafío a la muerte de los años 20 y 30 (aunque tomando las necesarias medidas de seguridad), Danielle asombró al público no solo cabalgando sobre una Stearman altamente modificada, si no suspendiéndose de las riostras o de los planos, lo que no solo era un desafío físico para la wingwalker, si no también para el piloto que debe lidiar con una carga extra en el plano izquierdo.
Camino de convertirse en otro avión histórico, pudimos contemplar a un Boeing 727-200 sobrevolar el campo como parte de la exhibición. Este modelo de avión comercial entró en servicio en 1962 y realizó su último vuelo como avión de pasajeros en 2019. Hoy día aún opera un puñado de ellos en vuelos de transporte y en compañías privadas como el que atendió al airshow. El avión forma parte de la flota de Oil Spill Response Ltd., compañía dedicada a la lucha contra los derrames de petróleo y otros combustibles en el mar, colaborando, entre otros vertidos, en la crisis del Prestige, hundido frente a las costas gallegas en 2002. La tarea del 727 es lanzar dispersantes sobre el vertido, para lo que se ayuda de un sistema de rociado del producto en la parte trasera del aparato. Este dispersante, descompone el petróleo en gotas más pequeñas para facilitar su biodegradación en el medio acuático e impidiendo la formación de espesas manchas que puedan afectar a la fauna y a las costas, aunque siendo justos, también pueden representar un peligro para dicha fauna, quedando su uso a estudio según la situación.
Como representantes de la aviación naval norteamericana, entraron en acción un potente Grumman F8F Bearcat, el final de la dinastía de aviones navales a pistón diseñados por Grumman, en compañía de tres Corsair, célebre avión de alas de gaviota invertida en el cual volaron ases legendarios como el máximo as de los Marines “Pappy” Boyington y un Wildcat, el robusto y rechoncho avión naval que tuvo que enfrentarse a la amenaza del Zero japonés al inicio de la 2ª Guerra Mundial. Éste a duras penas podía mantener el ritmo de sus compañeros más potentes. No obstante, tras un par de pasadas, se tomaron caminos separados, tanto el Wildcat como el Bearcat disfrutaron de una demostración en solitario, mientras los tres cazas de ala de gaviota invertida se dedicaron a volar en formación demostrando sus capacidades.
De los Corsair, dos de ellos constan como veteranos de guerra con la aviación hondureña durante la llamada Guerra del Fútbol, en 1969; el BuNº 96995, propiedad de The Flying Bulls y el BuNº 124724, que además dio servicio también en la guerra de Corea con el VC-3 y vuela con dichos colores con Les Casques du Cuir en Francia.
El Wildcat de The Fighter Collection, en realidad un FM-2 fabricado por General Motors y con la asignación 86711, luciendo colores de la Royal Navy.
De arriba a bajo, Vought F4F-5N Corsair BuNº 124721, Goodyear FG-1D Corsair BuNº 88297 y Vought F4F-4 Corsair BuNº 96995.
Disfrutamos a continuación de una pareja de Hawker Hurricanes, defensores de Inglaterra en los momentos más difíciles. Fueron eclipsados por el Spitfire, aunque tuvieron un papel crucial durante la Batalla de Inglaterra, derribando alrededor del 55% de los aviones enemigos caídos durante la batalla. Destacan especialmente por su grueso perfil alar, que le impedía ganar grandes velocidades, pero era maniobrable, resistente y buena plataforma de tiro con sus 8 ametralladoras de 7,7 mm. Ambos ejemplares son reconstrucciones de Hurricanes Mk I que cayeron víctimas de la Luftwaffe durante 1940. El P2902, perteneciente al 245 Sq. con código DX-R, fue dañado por Bf-109 sobre el canal el 31 de mayo, pudiendo el piloto, P/O McGlashan, hacer un aterrizaje de emergencia en la playa de Dunkerque. Acabó siendo enterrado por la arena y recuperado en 1998, comenzando su proceso de restauración que culminó en 2016. El V7497, 501 Sq. código SD-X, fue derribado sobre Kent con Messerschmitt Bf-109 el 28 de septiembre de 1940, sobreviviendo el piloto Everett B. Rogers al derribo tras saltar en paracaídas. Tras ser los restos recuperados en los años 80, fue sometido a un cuidadoso trabajo de reconstrucción que terminó en 2018. Ambos aviones pudieron ser recuperados gracias a Hawker Restorations Co. compañía dedicada casi en exclusiva a la reconstrucción y restauración del caza diseñado por Sidney Camm.
Hawker Hurricane Mk I, el caballo de batalla de la RAF durante el primer año de la guerra.
En el cielo les sucedió otro Hawker, pero completamente opuesto, un Hawker Fury II. El avión era un sucesor del Hawker Tempest, fabricándose la versión naval, el Sea Fury, mientras que la RAF cancelaba los pedidos de Fury II por el final de la guerra. En Sywell contamos con un “Baghdad Fury”, uno de los 55 aviones vendidos a la fuerza aérea iraquí, que al carecer de portaaviones, fueron entregados sin equipamiento naval como las alas plegables o el gancho de apontaje. El avión por tanto viene representado como el prototipo SR661, con la P de “Prototype” y el amarillo bajo el fuselaje; un Fury semi navalizado que fue precursor del Sea Fury final y que hizo su primer vuelo en abril de 1945.
La aviación acrobática estuvo presente en forma un Extra 330SC, pilotado por Melanie Astles, seis veces ganadora del Campeonato de Vuelo Acrobático de Francia, uno de Inglaterra y la única mujer que ha competido en la Red Bull Air Race y el Gamebird GB1 de Steve Jones, habitual de los campeonatos de Inglaterra y también competidor en la Red Bull Air Race.
Extra 330SC Melanie Astlies
Gamebird GB1 de Steve Jones.
Foto Victoria Jiménez.
Entre tanto warbird hubo un bimotor de época con historia propia, una, que hace a su protagonista una joya para el aficionado. El Lockheed 12A Electra Junior de Sidney Cotton. Este aviador inglés fue reclutado por los servicios secretos británicos para espiar a la Alemanía Nazi usando cámaras ocultas en un Electra Junior con el pretexto de un viaje de empresa para vender películas a color. Su labor fue tan exitosa que incluso tomó fotografías de aeródromos alemanes mientras el General de la Luftwaffe Albert Kesselring estaba a los mandos, invitado amigablemente por Cotton a probar el aparato. Sin duda, un privilegio poder contemplar en vuelo este avión con una historia tan particular.
El G-AFTL fue recuperado de EE.UU. y tras ser restaurado en Sywell por Air Leasing Ltd. volvió a volar en 2022. Sus restauradores incluso se permitieron el lujo de emplazar cámaras en los alojamientos donde previsiblemente se instalaron en 1939.
Habituales ya en todo espectáculo aéreo que se precie, estuvieron los aviones de la escuadrilla de Red Bull ubicada en Salzburgo, Austria, The Flying Bulls. Hicieron gala de un fantástico vuelo en formación con su B-25 Mitchell, P-38 Lightning (el único en vuelo en Europa), F4U-4 Corsair y el P-51D “Nooky Booky IV”, su última incorporación a la colección. Liberados del más pesado B-25, que dicho sea de paso se desenvolvió bastante bien en su exhibición en solitario, el trío de cazas se dedicó a sobrevolar y maniobrar sobre el campo perfectamente formados, a pesar de ser tres aparatos con distintas características.
Otro llamativo reclamo fue la presencia de dos réplicas de aeronaves de la Primera Guerra Mundial, propiedad del sueco Mikael Carlson y en la forma de dos de los aviones más legendarios de la Luftstreitkräfte (la aviación de la Alemania Imperial) como es el Fokker DR.1, avión que no necesita presentación, pues fue la montura del famoso as Manfred Von Richthofen, el Barón Rojo y el Fokker D.VII, probablemente el mejor avión de la guerra, el cual quedó estipulado en el Armisticio de 1918 que debían ser destruidos o entregados a los vencedores al fin de hostilidades. Puntualizar que si bien son réplicas de moderna construcción, se han usado los mismo materiales y procedimientos que en 1918 y montan sus motores originales de época, por lo que el espectador pudo escuchar el auténtico sonido de estos aviones de la Gran Guerra.
Fokker D.VII, construido con materiales, piezas y procedimientos originales de la época, luce el esquema de color del avión de Wilhelm Stör, de la Jasta 68, septiembre de 1918.
El Fokker Dr.1 hizo una impresionante demostración de su trepada y maniobrabilidad con giros cerrados, gracias a sus tres planos.
Y le tocó el turno a la niña mimada de Gran Bretaña; por supuesto hablamos del Supermarine Spitfire, icono de la nación. En esta ocasión se juntaron hasta 9 de estos aviones de distintas versiones, que sobrevolaron el campo en formación y en pescadilla tras una aperitivo llevado a cabo por dos de ellos con motor Griffon. Aunque todos admirables, hubo ilustres en la parrilla como puede ser el Mk.IX MH434, uno de los Spitfire más originales que se conserva, con 80 años volando casi ininterrumpidamente. El avión fue montura del veterano de Malta Henry Lardner-Burke, del 222 Sq, quien abatió tres cazas enemigos a bordo del MH434. Es especialmente conocido también por haber sido el avión personal del legendario piloto de exhibición, Ray Hana, ex-lider de los Red Arrows, fundador del Old Flying Machine Co., quien mantiene todavía el avión operativo para generaciones futuras. Otro “famoso” es el “The Grace Spitfire”, un Mk.IX con número ML407 que es el avión de la familia de Richard Grace. En la guerra abatió el primer avión enemigo sobre Normandía. Tras el conflicto fue reconvertido en biplaza de entrenamiento, y hasta que se generalizaron las experiencias de vuelo en estos aparatos fue uno de los pocos que daba bautismos de vuelo a los apasionados durante los años 80 y 90. El EP120, un Mk.V, lleva 7 victorias en su fuselaje, 7 victorias reales que consiguió el avión durante la 2ª Guerra Mundial volando en el 501 Sq, donde derribó un Dornier 217 y el 402 Sq. donde el Sqn Ldr. Geoffrey Northcott derribó seis cazas alemanes pilotando el EP120. Con menos historial de combate, mas con una bella historia detrás, también pudimos contemplar al Mk.PR XI de reconocimiento PL983, que durante la pandemia del Covid 19, fue usado para recaudar fondos para la Sanidad Pública Británica, permitiendo firmar sobre él con el nombre de un ser querido o admirado durante la crisis a cambio de una pequeña donación. Además se dedicó a hacer vuelos por todo el país sobre barrios y hospitales con el mensaje “Thank U NHS” bajo el fuselaje, para agradecer a los sanitarios su esfuerzo y animar a la población en aquellos momentos tan duros para todos.
Spitfire Mk.PR XI PL983. Podemos observar los nombres en el fuselaje a través de donaciones y las “kill marks” con vuelos realizados sobre hospitales.
Spitfires en acción
Tras esta demostración, terminó la primera parte del airshow y se dió una hora de descanso a los asistentes, al menos para todos aquéllos con ánimo de continuar hasta las 19:00 horas que marcaba el final de la exhibición del sábado. Después de relajarnos en el césped, tomar algo y comentar la maravilla que habíamos visto, fuimos testigos del “evening display”. Abrió un vuelo en solitario el P-51D “Jersey Jerk” para seguirle un testigo de la aviación clásica de entrenamiento. Una de las tres DH.82 Tiger Moth de Thomas Castle Aviation Heritage que se habían incluido en la línea de vuelo. Esta escuela fue creada por Ian Castle para preservar la memoria de su hijo Thomas, quien falleció en 2019 con 30 años en un accidente durante un entrenamiento. Thomas era un prometedor piloto que sin duda se hubiese acabado incorporando a los pilotos de display de warbirds cuando sobrevino la tragedia. Ahora la academia que lleva su nombre, ofrece no solo experiencias de vuelo, si no también una introducción a la aviación vintage a los jóvenes pilotos que acaban de obtener su licencia de vuelo (PPL) y quieran aprender a volar estos aviones clásicos. El vuelo del sábado, en la G-AMTV, tuvo una gran significancia para el instructor Danny Williams, pues fue su primera exhibición en público, tras obtener la autorización como piloto de exhibición por las autoridades pertinentes pocas semanas antes.
Un vuelo que nunca olvidará su piloto, Danny Williams, su primer vuelo para el público y como tal fue aplaudido a su carreteo frente a los espectadores.
El punto final lo puso el Spitfire Mk.V EE602, propiedad de los anfitriones. El avión participó en la 2ª Guerra Mundial con el 129 Sq, participando en más de 100 misiones, incluyendo la escolta final del bombardero “Memphis Belle” en su retorno de la 25ª y última misión.
Así terminó Sywell 2024, tras 10 horas de aviación para los más infatigables, dejando buenos recuerdos y una excelente sensación. Pese a ser su primera vez, la organización del evento fue de altura. Como apunte final al contrario que en otras exhibiciones, no encontramos retención ni al entrar ni al salir, quizás porque, como tituló Galland su libro, fuimos “los primero y los últimos”.
Si el evento se repite, como esperamos los que asistimos, os recomendamos sin duda la experiencia.
Por Antonio Salmerón.
Fotos del autor salvo que se indique lo contrario.